HISTORIA

25.07.2013 16:07

La fundación corazonista en esta ciudad tuvo por finalidad llegar a poseer una “Casa de Formación” o en poca palabras, un seminario para aspirantes a la vida de los Hermanos del Sagrado Corazón.
Antioquia es una tierra fecunda en vocaciones sacerdotales y religiosas.  Teniendo como fin primordial este objetivo vocacional, los Hermanos encauzaron sus primeros pasos a la región antioqueña.
Cierto es que los vaivenes sucesivos determinaron que, antes de fundar una casa de formación, se estableciera un colegio.  Pero esta finalidad no era la que bullía en la mente de los Hermanos.  La inversa es más cierta.  Y como por todos los caminos se va a Roma, por el colegio se llegó a la establecer un seminario;  primero junto al colegio y, en la actualidad, en Marinilla.
En el Consejo Regional del día 29 de julio de 1961, el Hermano Ciriaco, a la sazón Director Regional, informó a sus consejeros sobre los ofrecimientos que habían llegado a sus manos en orden a nuevas fundaciones.  Entre ellos, Copacabana y Sonsón  atrajeron la atención de los padres del Distrito.  En sucesivas reuniones, los consejeros descartaron la primera y se inclinaron por la Sonsón.
En el Distrito no pudo cumplir con el deseo de fundar en población de Sonsón, ya que los colegios de Barranquilla y Bogotá, donde se impartía el bachillerato, absorbía a todos los Hermanos.
Para abrir un colegio en su ciudad arzobispal, Monseñor Tulio Botero Salazar, no puso ningún reparo.  Una casita alquilada en Perú con Sucre (carrera 46 Nº  55-168), a dos cuadras del parque Bolívar y de la catedral, recibió a los Hermanos Tomás Larrea y Cándido Arrieta, era el año de 1963.
La labores académicas en Medellín  comenzaron, como en Barranquilla y otros lugares del mundo, con alumno: Pablo Vives, fue el primero.   La casa, sin ser grande, sirvió en los cuatro primeros años
Al aumentar el alumnado, los Hermanos alquilaron otra casa contigua a la primera y de la misma superficie.  Entre tanto, los Hermanos no perdían el tiempo.  En sus días de vacación recorrían la ciudad en busca de algo mejor.  Pusieron sus miras en todos terrenos, uno de 12.000 metros cuadrados